Partimos de un tarugo de madera, que tenga el volumen necesario para hacer el cuerpo de la tortuga. Si tiene poca altura, las patas las podemos hacer aparte y pegarlas al cuerpo.
El material que yo he utilizado era de un palet, uno de los tarugos de madera que soportan las esquinas. Te recomiendo que la madera no sea muy dura para que te resulte más fácil trabajarla. El pino es una buena opción.
En mi caso, la madera tenía marcas de clavos, como se ve en las fotos. Las disimulé introduciendo taquitos de madera pegados con cola. Por supuesto, es necesario retirar primero todos los clavos que pueda tener la madera; si no puedes sacarlos, tírala y busca otra pieza.
Empezamos recortando el tarugo con la sierra para ir consiguiendo la forma básica del cuerpo de la tortuga, más elevado y ancho en el frente y bajando hacia atrás.
Preparado para hacer las patas
Vamos retirando material con una lima o con un cutter, buscando que se parezca al caparazón de una tortuga.
Con una lija de grano grueso, primero, redondeamos la forma del caparazón.
También recortamos las patas para separarlas, en su parte alta, del borde del caparazón. Y las cortamos en ángulo, en su parte delantera, para marcar después los dedos.
En la parte trasera de las patas, recortamos para marcar el talón y dar sensación de avance.
En las patas, marca los dedos haciendo cortes con el cuter.
La parte baja del caparazón la redondeamos un poco en los bordes, sobre todo para separarlo de las patas.
Para hacer la cabeza móvil, utilizamos un trozo de madera que iremos tallando para conseguir la cabeza y un cuello largo que irá dentro del caparazón.
Tenemos que conseguir que esta pieza tenga su centro de gravedad en un punto del cuello que irá dentro del caparazón. La cabeza no debe pesar mucho y el cuello debe ser más grueso en la zona que irá oculta.
Podemos saber dónde está aproximadamente el centro de gravedad colocando la pieza cruzada sobre uno de nuestros dedos; cuando se quede en equilibrio, el centro de gravedad será la zona que apoya sobre nuestro dedo.
Es recomendable hacer el cuello bastante largo. Es mucho más sencillo reducir peso en el cuello que hacerlo en la cabeza.
Si la cabeza nos queda demasiado pesada, podemos quitar material por abajo, en la zona que no se ve.
Hay que hacer un agujero en el frente del caparazón, con cuidado para no salirnos por el fondo. La entrada de este hueco debe ser suficiente para introducir el cuello de la tortuga más un margen para permitir el movimiento de la cabeza.
La parte interior del hueco debe ser mucho mayor que la abertura. Cuando la cabeza se mueva, el cuello, que será bastante más largo, debe tener espacio suficiente para no tocar los bordes.
Podemos iniciar el vaciado con la broca de madera, cambiando el ángulo. Vamos perforando el interior del caparazón, siempre con cuidado de no llegar al exterior.
Con un formón fino retiramos los trozos de madera que quedan entre las perforaciones.
Si ves muy complicado vaciar el interior del caparazón, en lugar de hacer la tortuga en un solo bloque, puedes construirlo en dos piezas, la superior y la inferior.
Haces el vaciado del interior en cada una de las piezas y luego las juntas utilizando cola blanca.
Yo te doy la idea, luego tú la modificas a tu gusto. También según los materiales y herramientas de que dispongas.
Cuando ya tengamos el caparazón vaciado, bien definido y lijado, marcamos con un lápiz los bordes de sus placas. Puedes inspirarse en imágenes de tortugas para decidir el tamaño y forma de las placas del caparazón.
No hagas fuerza con el lápiz y podrás borrar o lijar las líneas si decides cambiar la distribución de las placas.
Yo he dejado la parte frontal sin líneas de separación porque es la cabeza de la pieza de madera y allí las líneas de separación no quedan bien, sobre todo cuando más adelante les demos color.
Si la madera que has utilizado tenía algún desperfecto, puedes aprovechar ahora para disimularlo, haciendo que coincida con algún borde.
Cuando hayas terminado de distribuir las placas sobre la parte superior del caparazón, es el momento de marcarlas en la madera con la punta de un cutter afilado y con mucho cuidado de no cortarte y de que el cutter no resbale y arañe la madera.
Una vez terminada y lijada la pieza de la cabeza y cuello, debes hacer una perforación en su centro de gravedad para pasar un cordel, de forma que cuando la cabeza queda suspendida se mantenga en equilibrio.
Yo hice dos agujeros, los dos en la misma línea del centro de gravedad, uno hacia más a la derecha y otro más a la izquierda. De esta forma es más fácil que la cabeza, cuando está en reposo mire hacia el frente.
Tienes que hacer también un agujero desde la parte superior del caparazón, por el que pasarás el cordel que sujetará la cabeza. Si hiciste dos agujeros en el cuello, puedes hacer también dos agujeros en el caparazón, que empiecen muy cerca uno del otro y que se vayan separando ligeramente.
Luego pasarás un cordel por uno de los agujeros del caparazón, lo sacas por el hueco frontal y lo pasas por agujero del cuello. Si has hecho dos agujeros en el cuello, pasas el cordel hacia abajo por uno y hacia arriba por el otro y vuelves a subir el cordel por el segundo agujero del caparazón.
Prueba que la cabeza se mantiene en equilibrio y que cuando la tocas se balancea suavemente hasta volver a su posición de reposo.
Cuando hayas conseguido que funcione bien, haz un nudo en el cordel y corta el sobrante.
Yo he utilizado un hilo grueso de poliéster, del que se utiliza para coser cuero. Al ser de poliéster, se pueden quemar un poquito, y con cuidado, los extremos del hilo para que el nudo no se deshaga.
Ahora sólo te falta resaltar los bordes de las placas, decorar la tortuga a tu gusto y darle un acabado protector.
En los cortes que hemos hecho en la madera, pasamos un rotulador negro. Tener en cuenta que la madera absorbe la tinta por sus fibras; ir marcando poco a poco y observar el resultado. También podéis hacer una prueba en otro trozo del mismo tipo de madera.
Yo he utilizado betún de judea para oscurecer la madera.
Dependiendo del color y del tipo de madera, es posible que tengas que dar varias manos. Verás que toma de distinta forma el tinte dependiendo si la zona tiene la veta a favor o en contra. Así que deberás insistir más en unos sitios que en otros.
Para protegerlo, al caparazón le dí un par de manos de cera para muebles.
La cabeza y las patas las pinté de verde, con detalles en negro. Aquí entra en juego tu imaginación y tus capacidades artísticas para conseguir un juguete atractivo.
¡Y aquí tienes la tortuga que mueve la cabeza!